Chile por Oscar: la vida es eterna en 32 minutos

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Era viernes. Era viernes y el domingo habría elecciones presidenciales en Chile. Era viernes, el domingo habría elecciones presidenciales, y un retén de la policía nos esperaba frente a la embajada estadounidense en Santiago. Nosotros éramos seis. Los policías rondaban la misma cifra. Tuvimos que explicarles. Hablarles de ese señor canoso, calvo ya, de nombre Oscar López Rivera. Explicarles, también, de dónde veníamos nosotros, puertorriqueños todos, y por qué llevábamos en la boca el nombre de Oscar.

Había que explicarles. Responder las preguntas de Carmelo, guardia de seguridad, pero de la embajada estadounidense. Carmelo es de Santurce. Y vive acá. Su acento es una mezcla. Después preguntará si todavía suena como santurcino al hablar. Y yo le mentiré y le diré que sí, que suena muy santurcino. Y él sonreirá. Antes ese hombre de ojos vidriosos me ofreció llenar con agua la botella vacía que llevaba en la mano. A Carmelo le gusta el boxeo. Hablaremos de boxeo. Pero eso al final.

Libertad para Oscar Lopez Rivera - Santiago, Chile
Libertad para Oscar Lopez Rivera – Santiago, Chile

Los policías entendieron. Y leyeron en silencio los flyers que les pasamos a la sombra de un árbol. Nos hablaron de un periodo especial de cuarenta y ocho horas en ciertos lugares, de restricciones debido al periodo eleccionario, y entonces no hubo más remedio que negociar:

 

¿Dos horas? No, menos. ¿Una hora? No, tampoco. ¿Treinta minutos? No, más. ¿Treinta y dos? Está bien. Treinta y dos. Lease el articulo completo aqui.