Defender a los trabajadores molesta a los poderosos

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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. Con esta frase del poeta chileno Pablo Neruda el congresista por Chicago, Luis V. Gutiérrez, describió las determinaciones del actual gobierno de Puerto Rico en contra de todo lo que representa puertorriqueñidad y diferencia e intercambio de ideas en una conferencia de prensa ofrecida en el Colegio de Abogados de Puerto Rico (CAPR) el pasado 23 de marzo.

“La primavera llega todos los años, así como los puertorriqueños dicen lo que piensan todos los días y nadie, ni aún el hombre poderoso que duerme en La Fortaleza, podrá hacer algo para detenerlos.”

La conferencia de prensa surge de las reacciones que sucitaron en el pueblo puertorriqueño, unos a favor y otros condenando, las denuncias que hizo ante el Congreso sobre las violaciones a los derechos civiles y humanos por parte del Gobierno de Puerto Rico a la población en general, los pasados 16 de febrero y 2 de marzo de 2011. Gutiérrez asegura que cuando acudió al hemiciclo lo hizo convencido de que la libertad y la democracia en Puerto Rico están amenazadas. Ante esto, el congresista demócrata dice que tenía que denunciar ésto, al ser la única persona en el Congreso de los Estados Unidos capaz de hacerlo.

Sus expresiones surgen debido a la ofensiva de la administración en contra de las instituciones que defiendan o representen la puertorriqueñidad, como es el caso de la Universidad de Puerto Rico y el Colegio de Abogados. El Colegio de Abogados ha sido más que una asociación profesional. Desde 1840, los abogados puertorriqueños han respondido al llamado de tener un fideicomiso público, lo que implica que éstos, además de su práctica privada, están al servicio de la sociedad puertorriqueña. Gutiérrez manifestó que el defender a los trabajadores y a los que no tienen poder a veces molesta a los poderosos, y que por esto el Senado de Puerto Rico (con mayoría del Partido Nuevo Progresista) y la administración de Fortuño lo censuraron. Añadió que a la gente que difiere de esta administración los tratan como a los estudiantes que protestan, los acusan de ser comunistas y agitadores.

Gutiérrez se mostró muy preocupado por el patrón de la actual administración de demonizar a los que difieren de sus propuestas en vez de discutir y comprometerse con el bien del país. “Este gobierno debería pensarlo dos veces antes de proferir sus palabras, y sobre cómo caracteriza a sus oponentes. Las palabras importan.”

Además, manifestó que las reacciones del partido en poder ante lo diferente amenazan al libre intercambio de ideas. A continuación algunas líneas del discurso de Luis Gutiérrez a los puertorriqueños y puertorriqueñas pronunciado en el CAPR:

El día que ustedes dejen de censurarme será el día que habré dejado de preocuparme por la libertad de palabra y por el futuro de Puerto Rico y ese día no llegará hasta  que tome mi último aliento.

Y, les tengo otro consejo: Ni su censura, ni su Fuerza de Choque, ni sus sesiones legislativas en el capitolio cerradas al público, ni acallar a ciertas voces en los medios noticiosos, ni remover los portones de la Universidad, nada de esto va a silenciar a sus oponentes.

Ni al Colegio de Abogados. Ni a los estudiantes. Ó a los reporteros, Ó a los ambientalistas. Ni a los líderes sindicales ó los miembros de los sindicatos. No van a silenciar a ningún puertorriqueño que desee decir lo que piensa.

Esta rabia, esta exigencia de que el partido dominante nunca sea retado, esta intolerancia a las ideas en competencia, este no es el Puerto Rico que yo conozco. Sencillamente, no reconozco a un Puerto Rico donde el Colegio de Abogados pueda ser visto como un enemigo de lo que es bueno, correcto y decente.

No reconozco a un Puerto Rico donde las vibrantes protestas estudiantiles se enfrenten con violencia armada y con palabras llenas de odio.

No reconozco a un Puerto Rico donde los ambientalistas y los líderes sindicales, las estaciones de radio y los periódicos son vistos como enemigos del estado.

No reconozco a un Puerto Rico donde los oficiales electos en posiciones de poder disparan palabras como “cobardes”, “sacarlos a patadas” “crápulas y garrapatas”, como si fueran personajes del “Show de Laura” y no como gente de estatura que deberían establecer el ejemplo.

Y, no reconozco a un Puerto Rico donde a un miembro del Congreso puede dar un discurso breve y que un gobierno de Puerto Rico le diga “siéntate y cállate”.

Ese no es mi Puerto Rico.  Ese no es el lugar de debate y libertad y justicia que yo amo y por el cual voy a luchar dondequiera, en todo momento y por cualquier razón.

Porque, déjenme decirles esto hoy: nadie va decirme que no soy lo suficientemente puertorriqueño para que me importe lo que le está ocurriendo a nuestro pueblo.

Soy lo suficientemente puertorriqueño para saber que el debate y la discusión son elementos fundamentales de quiénes somos aquí en Puerto Rico.

Soy lo suficientemente puertorriqueño para saber que los ambientalistas que desean proteger nuestras playas y nuestros bosques, lo verde de nuestra patria, lo que destruiría el gasoducto, no son agitadores, son patriotas.

Soy lo suficientemente puertorriqueño para saber que el Colegio de abogados no está aquí para ser perro faldero de los poderosos, está aquí para ser el salvavidas de los que no tienen poder.

Soy lo suficientemente puertorriqueño para saber que los portones de la Universidad no son barreras para controlar y disciplinar, son símbolos del aprendizaje y del conocimiento.