El grupo cibernético Boicot La Comay se desarrolló en la red social Facebook y logró la caída del imperio de la marioneta La Comay y su titiritero, Kobbo Santarrosa. Este es el triunfo mediático puertorriqueño más celebrado en nuestros tiempos. La Comay fue una terrorista de los medios. Un imperio totalitario que usaba su popularidad para fomentar la marginación, el acoso y la burla como herramientas para mancillar reputaciones y crear “un bochinche”.
La debacle de SuperXclusivo comenzó el 14 de septiembre de 2011 cuando Kobbo Santarrosa mostró las fotos de un hombre decapitado en San Sebastián. Ese acto, donde se hacía un espectáculo morboso de la muerte de un ser humano, no contribuía a la salud mental del pueblo. Nos dimos cuenta entonces de que La Comay se había pasado de la raya. Vimos la realidad: era una muñeca malévola. Ese día comenzaba la caída de su imperio. Forzada por la gerencia de WAPA, la muñeca del terror reculó y pidió disculpas por sus acciones en el programa. La avalancha de lodo que producía a diario continuó el 21 de septiembre de 2011 cuando Santarrosa explicó el uso del epíteto “pato” en su programa. En ese momento parecía que se fumaba la pipa de la paz con la comunidad homosexual, LGBT y con la personas que viven con el flagelo del SIDA, a quienes había criticado y de quienes se había burlado muchas veces. Dijo: “No volveremos a usar la palabra pato en nuestro programa”. Su rama de olivo resultó falsa, un momento mediático para buscar lo que movía al titiritero, los “ratings”. También el mismo día, su compinche en el show, Héctor Travieso declaraba: “En cuarenta años de televisión en Puerto Rico, siempre hemos usado el adjetivo o palabra pato en forma cómica y a nadie le molestaba”. Esto no es cierto. Era otra artimaña de la muñeca y su socio para continuar el imperio del terror, la opresión y la humillación.
El golpe mortal del show de La Comay ocurrió el 4 de diciembre de 2012. De forma maquiavélica la muñeca parlante insinuó que la muerte del publicista José Enrique López Saladín había sido auto infligida. En ese momento La Comay cruzó una línea de insensibilidad que no concuerda con la idiosincrasia puertorriqueña. El ser cruel, no es un valor boricua. Nosotros como pueblo somos solidarios con el dolor de otros. Este fue el inicio del fin del imperio. El grupo Boicot a La Comay comenzó a tomar fuerzas huracanadas a finales de noviembre aunque había nacido mucho tiempo antes. Las primeras dos semanas de diciembre del 2012 fueron el calvario del titiritero. El día 16 de diciembre, el rotativo NEW YORK TIMES cubría la noticia con un artículo titulado “Por haber comentado sobre una muerte se ha metido en problemas una marioneta”. Ese día todo estaba consumado para la trilogía del racismo, la homofobia, la xenofobia, la burla, “del bochinche” y la maldad: La Comay, Kobbo Santarosa y Héctor Travieso. En el último párrafo de su cobertura, el afamado periódico dejaba claro que el presidente de WAPA, Joe Ramos, estaba considerando los beneficios y los inconvenientes de seguir con el show de La Comay.
El éxito del grupo cibernético se debe a que se dedicó a quitarle uno por uno los auspiciadores al programa. Eran cerca de 50 empresas como Walmart, ATT y Ford. Se les solicitaba formal y respetuosamente que eliminaran sus anuncios en La Comay. El grupo, una simple red social, consiguió 75, 000 miembros en su punto más alto y logró algo sin precedentes: eliminar el primer programa en la televisión puertorriqueña. El día 8 de enero del 2013, EL NUEVO DÍA amanecía con un titular para la historia, “Renuncia Kobbo Santarosa a WAPA TV”. Ese día los puertorriqueños ganaron. La chabacanería, el odio y la intolerancia engendrado por el trío del terror dio su último aletazo.
Joelle Gonzalez-Laguer, MFA