Por Periódico CLARIDAD
El estrecho vínculo histórico entre Cuba y Puerto Rico ha sido uno de los más largos y duraderos en la historia de El Caribe. El batir acompasado de “las dos alas del pájaro antillano” se remonta a los tiempos de la colonia bajo España y se refuerza durante la Guerra de Independencia de Cuba, la cual el gobierno de Estados Unidos intentó sabotear por todos los medios, para intentar alcanzar su objetivo de someter a Cuba al colonialismo clásico del cual Puerto Rico aún sigue siendo presa. La independencia de Cuba y de Puerto Rico fue el sueño largamente compartido por José Martí, padre de la patria cubana y Ramón Emeterio Betances, padre de la patria puertorriqueña. Patriotas nuestros de la talla de Juan Rius Rivera y Francisco (Pachín) y Wenceslao Marín dieron el todo por el todo en la manigua cubana, hacia el objetivo de alcanzar la victoria que impidiera que el Águila terminara tragándose a Cuba y Puerto Rico de un solo bocado. Desde entonces, ambos pueblos compartimos historia y bandera, y también el anhelo común de algún día forjar la unión Antillana que el imperio estadounidense les arrancó de las manos a nuestros ancestros. Tan fuerte era el vínculo entre Cuba y Puerto Rico por su independencia, que así se proclama en el documento constituyente del Partido Revolucionario de Cuba, donde se consigna el objetivo de “luchar por la independencia absoluta de Cuba, y fomentar y auxiliar la independencia de Puerto Rico”.
Ese vínculo patriótico se ha extendido desde entonces a lo largo de más de un siglo, y más aún se fortaleció cuando Cuba cimentó su soberanía, a raíz del triunfo de la Revolución en 1959. Desde Puerto Rico se habían recaudado fondos importantes para auxiliar la lucha revolucionaria que se libraba en Cuba, encabezada por el Movimiento 26 de julio. Por eso, al momento de triunfar la Revolución, el Movimiento Pro Independencia de Puerto Rico (MPI) y demás fuerzas patrióticas puertorriqueñas proclamaron inequívocamente su adhesión y solidaridad al nuevo proyecto revolucionario en Cuba, solidaridad que ha seguido creciendo y nutriéndose desde entonces.
La Cuba revolucionaria ha sido un pilar de la lucha independentista puertorriqueña. Particularmente en el plano internacional, su contribución ha sido incalculable. Mientras el gobierno de Estados
Unidos mentía a la Organización de Naciones Unidas (ONU) para esconder el carácter colonial de su régimen en Puerto Rico, Cuba contribuía a desenmascarar la patraña y abrirle camino en foros y espacios internacionales al independentismo puer torriqueño, para que este pudiese llevar la verdad sobre la realidad colonial de Puerto Rico y el reclamo de su autodeterminación e independencia. Esto se hizo tanto en el Comité de Descolonización de la ONU, como en la Organización de Países No Alineados, y en todos los foros gubernamentales y no gubernamentales a los que Cuba compareció. Junto al independentismo puertorriqueño, Cuba fue también punta de lanza en la campaña internacional hacia lograr la excarcelación de los prisioneros políticos independentistas – desde Don Pedro Albi zu Campos y los Nacionalistas, especialmente Oscar Collazo, Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, Andrés Figueroa Cordero, y todas las subsiguientes generaciones de prisioneras y prisioneros políticos puertorriqueños.
Un factor del coraje y las represalias del gobierno de Estados Unidos con Cuba está relacionado con la solidaridad activa que el hermano país ha sostenido con la lucha por la independencia de Puerto Rico. Esa solidaridad activa incluye haber desenmascarado al gobierno de Estados Unidos como una potencia colonial ante la comunidad internacional. He ahí una de las razones ocultas tras su campaña de odio contra Cuba y el criminal bloqueo económico y financiero al que la ha mantenido sometida durante los pasados 60 años, sin nunca lograr doblegarla.
Por eso, en la hora actual, cuando el gobierno de Estados Unidos endurece aún más sus sanciones económicas y financieras contra Cuba, es imperativo que los amigos de Cuba, en Puerto Rico y el mundo, cerremos filas en su defensa y nos sumemos a las voces que reclaman el cese inmediato del bloqueo. El presidente de Estados Unidos, Jo seph Biden, lleva años cultivando cuidadosamente una imagen de “persona decente”. Pero, no es de personas decentes ni de gobiernos civilizados aprovechar el recrudecimiento de la pandemia del COVID-19, para estrangular al pueblo de Cuba con nuevas sanciones y medidas coercitivas, como las que anunció Biden recientemente.